老司机传媒

VOLUME 104
ISSUE 09
The Student Movement

Arts & Entertainment

Las Cintas Rojas

Reagan McCain


Photo by Valeria Boltneva

Hi! I’m currently a student learning Spanish in Argentina as a part of the Adventist Colleges Abroad (ACA) program. This short story was originally written for my Spanish writing class. We were given a list of vocab words and told to make a story. In that list I pieced together a short tale about love, youth, and time, that now, during the season of romance, feels appropriate to share. Enjoy. 

La anciana se paró frente a los escalones de la gran catedral. Los turistas caminaban a su alrededor. Era verano, la temporada de mayor actividad en Barcelona. Debido al calor y los turistas, la anciana nunca salía de su casa durante los veranos. Pero su salud había sido mala durante meses y se preguntaba cuánto tiempo le quedaba. Entonces hoy, se despertó y pensó: “Puedo ir a Santa Anna,” por si no volvía a tener la oportunidad. Entonces salió de su solitaria y triste morada y caminó despacio hacia la iglesia. 

Vio a una niña de unos 10 años. Ella estaba discutiendo inocentemente con un niño. La anciana observó a los dos adversarios y se perdió en su memoria; recordó cuando tenía 10 años y llevaba el pelo castaño recogido en dos trenzas para ir a misa los domingos con su familia. Su némesis, un chico, le tiraba de las trenzas. Recordó el día en que, harta, lo encontró en las escalinatas de la catedral y lo enfrentó. El próximo domingo, él le regaló dos cintas rojas, una para cada trenza. Recordó cómo el color de su cara era casi el mismo que el de las cintas mientras se disculpaba. No era tan molesto. Años después, la acompañaba por esta calle hasta su casa después de la escuela. Un día, se besaron por primera vez, aquí delante de la iglesia:

 -Si te quedas conmigo- él bromeó -un día nos casaremos aquí.

- Cumplió su promesa y se casaron en ese santuario. 

Recordó lo guapo que estaba con su corbata y también a su hermoso vestido. Asistían a todas las misas aquí. Bautizaron aquí a sus dos hijos. Esta iglesia vio 60 años de su amor, tanto los felices como los tristes. Por ejemplo, una noche salió furiosa de su casa durante una fuerte discusión. No tenía adónde ir, entonces se encontró en estos escalones llorando. Se sentó aquí hasta bien entrada la noche. Él encontró allí y se sentó a su lado, la rodeó con un brazo y abrió la otra mano para mostrar dos cintas rojas. Ella se rio y hablaron hasta que ambos sonrieron. Años después, se despidió de él antes de lo que hubiera deseado. Recordó su desolación cuando vio al hombre que amaba en su ataúd. En la mano sostenía una única cinta roja. 

-Perdón, señora…

 La anciana se había sumido en sus pensamientos hasta que se dio cuenta de que la niña le estaba hablando. El niño levantó algo en la mano.

 - Creemos que esto se te cayó del pelo. 

- ¡Oh!- exclamó ella y agregó -: gracias.

 Mientras lo tomaba y le levantaba temblorosamente hacia su cabeza, el chico preguntó:

- Señora, necesita ayuda?

- No, no- ella respondió - ya me habéis ayudado mucho. 

Sonrió a los dos mientras recogía con manos temblorosas el cabello plateado. 

- Gracias- dijo antes de darse la vuelta e iniciar el camino de vuelta a casa con el pelo recogido en una preciosa cinta roja.


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